Oportunidad y Riesgo Dos Factores Intrínsecos para el Éxito
La oportunidad y el riesgo están íntimamente relacionados en cualquier proceso humano que lleve al éxito, y esto hace parte no sólo en lo que tiene que ver con logros económicos o profesionales, sino en cualquier campo de acción que afecte la calidad de vida del hombre. Para muchas personas la oportunidad pasa desapercibida pues el riesgo conlleva una aventura y es un aviso de problemas y dificultades para muchos, lo cual se traduce en su mente en pérdidas, fracasos e incertidumbre.
Y esto sucede particularmente en el campo económico donde el hecho de arriesgar para obtener un resultado que pocos han logrado o debe lograrse de manera diferente a como la mayoría de la gente lo hace por condicionamiento social, supone un gran reto y todo un dolor de cabeza para una gran mayoría de personas.
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Como dijimos en artículos anteriores las oportunidades normalmente no se presentan de la forma que queremos, es decir de formas conocidas donde no haya que sacrificar tiempo, esfuerzo y dinero, y ver las cosas desde una óptica diferente al momento histórico que se vive, de forma que muchos se quedan esperando la oportunidad perfecta que no llega nunca a la realidad, salvo en las fantasías de sus mentes.
Es claro el hecho de que el riesgo que lleva aprovechar cualquier oportunidad demanda el ensanchamiento de la mente, la ruptura de paradigmas y el crecimiento, pues lo desconocido siempre desarrolla nuevas habilidades en el cerebro con lo cual las neuronas abren entre entre ellas nuevos caminos de respuesta electroquímica.
Pero esto no ocurre únicamente a nivel neurológico, sino que la misma vida del hombre se transforma en el proceso de adquirir nuevas habilidades, lo cual lo capacita para aprovechar nuevas oportunidades y desafíos aún mayores.
Una de las causas principales por las cuales las personas temen el riesgo y desperdician o no ven las oportunidades en la vida está en la búsqueda de la perfección o de minimizar al máximo los errores que se comenten, que es un modelo de pensamiento implantado por años dentro del sistema educativo tradicional donde los errores se castigan y se enseña a jugar en la vida a lo seguro, a lo que todo el mundo hace, a no intentar incursionar en nuevas formas de hacer las cosas para evitar sorpresas, pérdidas, discriminación y dolor.
Lamentablemente esa forma de pensar puede ser buena para los salones de clase pero no para la vida práctica donde las lecciones no tienen respuestas correctas para salir invicto(a) todas o la mayoría de las veces, sino que se necesita desarrollar habilidades basadas en el conocimiento previo claro, pero más importante en el dominio del proceso prueba-error que proporciona seguridad, confianza y acierto en los nuevos caminos y retos que se abren en la vida.
Puede decirse entonces sin lugar a dudas que no existe oportunidad sin riesgo y que todo riesgo también conlleva una oportunidad por pequeño que este sea. Uno de los casos más comunes en la vida diaria para observar esta relación intrínseca entre oportunidad y riesgo está en los peatones que cruzan una calle transitada de vehículos.
Por ejemplo para aquellas personas que cruzan avenidas con alto tráfico vehicular y que no tienen semáforos, deben hacerlo arriesgando sus vidas ubicando en su mente el momento justo para pasar la vía sin que uno o varios carros lesionen su cuerpo o acaben con su vida. Es interesante notar como cuando se abre un espacio pequeño entre los vehículos y las personas, estas rápidamente pasan entre los vehículos a toda velocidad y llegan al otro lado de la acera, cruzando la calle, salvando su vida pero más importante aún, llegando a la meta que tenían en su mente de llegar a otro lugar.
En este simple caso de la vida diaria, parece que todo fuera muy habitual y muy sencillo, sin embargo no lo es porque un sólo retardo o tropiezo involuntario que tengan los peatones de pasar una avenida transitada por vehículos fuera de las cebras que protegen los semáforos puede significar o un accidente lamentable con consecuencias de por vida como la invalidez o más terrible aun la pérdida de la propia vida.
No obstante esto muestra claramente el principio de la oportunidad asociada al riesgo, donde la oportunidad es ese espacio de tiempo y distancia entre los carros y las personas, que se abre por instantes y el riesgo es pasar en ese pequeño espacio para llegar al otro lado de la calle pero con la probabilidad de sufrir un accidente lamentable o mortal.
Aunque no estamos diciendo acá que desobedecer las recomendaciones de tránsito y de protección de los peatones sea algo bueno, lo cierto es que desarrolla en el cerebro el proceso de observar las oportunidades, aceptar lo riesgos, entrar en acción y conquistar una meta prefijada en la mente.
En los negocios sin embargo o en los temas donde interviene el dinero, el escenario mental y los resultados que obtienen muchas personas es bien diferente. Dado que el dinero representa para muchos la escasez en lugar de la abundancia tratan de protegerse a como dé lugar de las pérdidas que como quiera por pequeñas que sean deben darse dentro del proceso de aprendizaje de un nuevo negocio como por ejemplo en los emprendimientos que hoy en día gracias a las oportunidades que nos ofrece la Era de la Información están disponibles para quienes quieran cambiar radicalmente su situación y esclavitud económicas.
Y aunque los riesgos potenciales no sean tan peligrosos como el de pasar una calle con carros y quedar lesionado de por vida o perder la vida, muchas personas aunque ven intuitivamente el espacio de la oportunidad económica como en la calle para cruzarla, no se atreven a correr el riesgo de invertir tiempo y dinero en su futuro, y aprender de lo errores que se cometen en el camino cruzando con ellos la calle del éxito, resultado del cual quedan vidas frustradas y fracasadas.
Nos guste o no, los momentos de la vida son oportunidades en cualquier ámbito donde nos desempeñemos y no podemos separar los riesgos de las oportunidades, antes bien conviene aprender a reconocerlos, estudiarlos y aprovecharlos para llegar a las oportunidades, sabiendo que todo riesgo sobrepasado desarrolla o refuerza una habilidad que lleva a nuevas posibilidades y nuevas oportunidades.
Entre los enemigos ocultos que tratan de evitar los riesgos y desperdiciar las oportunidades están los siguientes:
- La mala programación mental hecha por la mala información de los medios de comunicación donde las tragedias, robos, asesinatos, carestías, etc. están a la orden del día y de los desprevenidos oyentes, lectores o televidentes.
- La mala asociación con personas ya sea del núcleo familiar o social cercanos, donde el temor, la duda y el conformismo se aceptan y promueven, de forma que las oportunidades que se pueden alcanzar son las mismas para todos y las que sean socialmente aceptadas y comprobadas.
- El miedo, la dudas y el temor producidos por la escasez mental con que muchos miran la realidad de sus vidas, donde no hay suficiente para nadie y hay que proteger lo poco que se tiene para no correr riesgos.
- La obediencia ciega a la Educación Tradicional impartida en los centros docentes tradicionales, donde la especialización, el reconocimiento y el ascenso por la escalera corporativa de una empresa son vistos como los máximos logros profesionales a los que puede aspirar un ser humano.
De acuerdo con esto, miremos una serie de recomendaciones útiles para correr los riesgos y aprovechar las oportunidades:
- Antes que nada hay que combatir enérgicamente la mala programación mental que ha producido una vida con realidades limitantes. Y para esto lo mejor es emprender un programa de mejoramiento continuo a través de la lectura diaria o frecuente de libros y recursos recomendados en desarrollo personal.
- Estos programas de mejoramiento continuo cambian los diálogos, las imágenes y las emociones internas de temor, duda y frustración y preparan la mente para reconocer las oportunidades por encima de los obstáculos y riesgos, y actuar para aprovecharlas en el momento en el que se presenten.
- Para el cerebro es bueno acostumbrarse a correr riesgos calculados aunque esto no implica tener la seguridad total de no cometer errores, pues las capacidades humanas son limitadas y no existe perfección.
- Para esto puede practicarse una actividad deportiva donde haya que vencer retos y obstáculos, y ver oportunidades aceptando pequeños riesgos en tiempo y espacio como: canotaje, alpinismo dirigido, ajedrez, tenis, etc. Aunque los deportes de alto riesgo son una opción pueden convertirse en adicción, lo cual es el lado opuesto de equilibrar oportunidad y riesgo.
- Comienza una Oportunidad de Negocios a tiempo adicional, no solo para beneficiar tu economía personal y familiar, sino para aprovechar las inmensas oportunidades económicas que ahora trae la Era de la Información con bajo riesgo.
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Comentarios
4 Comentarios en Oportunidad y Riesgo Dos Factores Intrínsecos para el Éxito
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Víctor Hugo Beltrán
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Argenis Vallarte
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Olga Barrantes
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Horacio Valbuena
Sin riesgo no hay oportunidad y viceversa. El riesgo es uno de los componentes que a mi juicio más destaca el éxito en las personas, saber administrarlo y correrlo es una de las armas más eficaces para trascender las dificultades y los retos.
Necesitamos acostumbrarnos a correr riesgos inteligentes, no a huir de los errores si fallamos. El que quiera ser independiente económicamente debe aceptar y poner en práctica estos consejos. Si no mejor que siga como empleado toda su vida.
Hay que arriesgarse continuamente porque la vida es un riesgo continuo, pero hay que hacerlo siempre con mayor conocimiento y experiencia. El que busca estar libre de riesgos no vive en este universo.
Sin arriesgarse no es posible ningún logro que valga la pena definitivamente.
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