Una vida productiva es fiel reflejo de un propósito firme y adherido a la voluntad de un individuo.
Nuestra percepción diaria de los acontecimientos nos indica que las circunstancias del hombre en este universo son cambiantes y siempre ofrecen retos y situaciones no previstas.
Precisamente debido a esto muchas personas pasan por una desorientación temporal y en lugar de atrincherarse en una finalidad específica en cuantos a metas y objetivos se refiere, permiten que una aparente conspiración de sucesos los “saque del juego” abandonando aquellos débiles propósitos que los dirigían a un lugar determinado y terminan abandonando parcialmente o totalmente los sueños y muchos de ellos se ven avocados a padecer una seria depresión.
De acuerdo con nuestras investigaciones pioneras en el estudio de la mente, expuestas y publicadas en el libro «Las Cuatro Leyes De La Mente Subconsciente Y Su Aplicación Para Triunfar«, se define esta parte de la mente de la siguiente manera:
“programa de actos, pensamientos repetidos y/o emociones intensas que ejecutan acciones en cualquier persona y que obligan a seguirlos haciendo”.
Según experimentos hechos a un público seleccionado una información que se repite en promedio más de 21 veces, en pensamientos o actos y/o de experimentar una emoción intensa se produce un comportamiento permanente en nuestra conducta que tiende a perpetuarse sino contrarrestamos la programación mental que le dio origen.
La mente del ser humano se compone de 2 partes esenciales y bien definidas que son la parte consciente y la parte inconsciente o subconsciente.
Aunque la parte consciente de la mente humana es muy débil cuando se trata de gobernar conductas a corto, mediano y largo plazo (apenas controla un 5% en promedio) , actúa como vigilante de lo que entra en la parte subconsciente que controla un 95% y que establece hábitos y decide los actos que todo ser humano ejecuta y de los cuales es difícil salirse o abandonar una vez se encuentran implantados.
Esto significa que debemos elegir conscientemente nuestros pensamientos permanentes y nuestras emociones a los cuales debemos prestar mayor atención y dedicación.
De lo contrario estamos a merced de lo que el mundo nos arroje todos los días: malas noticias, agresiones, dudas, escepticismo, temor, etc. y obtendremos los mismos resultados en nuestra vida a los que ya estamos acostumbrados.
Por esta razón si eres un emprendedor o planeas serlo o si piensas cambiar tu vida personal y económicamente, debes comenzar por purgar toda esa mala información que tienes y que te impide superar las metas que te propones y que condiciona tus acciones para evitar tomar riesgos necesarios y triunfar en tus iniciativas económicas.
Es por ello que nuestra mentalidad debe cambiar antes de traducirse en hechos reales de nuestra mala programación mental y emocional a nuevos pensamientos y emociones que producen acciones sostenidas y productivas.
Si no lo hacemos tendremos entonces nuestro viejo condicionamiento mental lleno de prejuicios y actitudes preestablecidas gobernando nuestro nivel de éxito y que no permite continuar con consistencia en los proyectos y metas y que a la postre sólo nos permite obtener logros pequeños, frustrantes e interrumpidos.
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