A una inmensa mayoría de personas en el mundo les gusta el éxito y desearían tenerlo o lograrlo. Nos hemos referido en artículos anteriores al éxito como la realización progresiva de un sueño o una meta que vale la pena. Sin embargo, no todo el mundo entiende que el verdadero éxito debe estar basado en valores no negociables como la coherencia y la integridad y buscan inútilmente obtenerlo a su manera o bajo sus propios principios, pasando por alto o mejor violando estos valores fundamentales, teniendo que afrontar entonces graves o fatales consecuencias en su vida.
La coherencia es la relación directa de nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones, lo cual lleva a la definición de integridad que es la medida exacta de la correspondencia entre nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones.
Un niño por ejemplo tiene un nivel de coherencia muy directo porque sus pensamientos, emociones, palabras y acciones son muy similares y así se dice que su nivel de integridad es muy alto. Esto muestra claramente que los menores no muestran un desacuerdo comúnmente o un conflicto entre lo que piensan, sienten, dicen y hablan.
El caso de los adultos en cambio, es bien diferente porque una gran mayoría de personas piensan y sienten de una manera, hablan de otra y actúan de otra manera completamente diferente.
Y esta incongruencia hace que se presenten saboteos y malas impresiones en las relaciones con otras personas, porque el interlocutor o grupo que escucha(n) al emisor percibe(n) un desacuerdo entre las partes de la comunicación del hablante y esto lleva a generar una mala imagen cargada de desconfianza y prevención.
En el ser humano en general la comunicación está formada según estudios comprobados por la PNL (Programación Neurolingüística) por tres canales bien definidos que son:
- Lenguaje del cuerpo: que controla un 53% de la información que transmitimos al medio.
- Tono de la voz: que controla un 38% de la información que enviamos a un interlocutor o público.
- Palabras: que controlan un 7% de la información que damos a otra persona o a un grupo.
Es así como nuestros pensamientos y emociones se transmiten a través de las palabras, del tono de la voz y del lenguaje corporal manifestados en acciones.
Vemos entonces, que la comunicación en sí es un complejo de claves verbales y no verbales, de las cuales las no verbales como el lenguaje del cuerpo y tono de la voz influyen de manera mayoritaria y dramática sobre el mensaje que queremos transmitir.
Sin embargo, en la comunicación no verbal existen también dos clases o variantes que son:
- Presencial: que es la que transmitimos por nuestro lenguaje del cuerpo, gestos y tono de la voz.
- No presencial: que está determinada por el impacto de nuestras acciones una vez nos hemos retirado de la presencia de con quien o quienes nos hemos comunicado.
La comunicación no presencial verbal tiene un impacto altísimo en la imagen y en la credibilidad que cualquier persona puede dar a una persona o público determinado, y es aquí donde voluntaria o involuntariamente se cometen los errores más costosos que pueden afectar, destruir y terminar relaciones de cualquier tipo: familiar, social, sentimental o laboral.
Observemos esto con un caso particular:
Un individuo que llamaremos A es invitado por un conocido a vincularse a una propuesta de negocios independiente e inicialmente es llamado por el anfitrión y contactado para una entrevista vía telefónica.
Durante la entrevista A se comporta de manera algo convincente por las palabras que dice y un tono de voz aparente, y por quedar bien con quien lo invita muestra estar de acuerdo con casi todo lo que se le explica y finalmente queda con el anfitrión de verse al siguiente día para una entrevista física.
Al día siguiente antes de salir para el encuentro, el anfitrión recibe una llamada inesperada de A treinta minutos antes de acudir a la cita y en esta ocasión A se excusa de no poder asistir debido a cierto problema de última hora. Entre tanto la persona que lo invita lo disculpa creyendo en su palabra y tono de voz, diciéndole que no hay problema y que le llamará para confirmar una nueva reunión dos días más tarde.
Sin embargo al cabo de dos días cuando el anfitrión trata de llamar nuevamente a A, esta persona nunca aparece, se niega en el número de teléfono fijo y envía a correo de voz su teléfono móvil.
Este es un caso típico de la incoherencia y falta de integridad en muchos seres humanos, especialmente cuando sus acciones no verbales y no presenciales determinan y afectan gravemente su imagen final y permanente con otras personas.
Otro caso muy conocido es el de las personas infieles que prometen grandes cambios a su compañero(a) sentimental y que hacen gala de toda una actuación para obtener una(s) segunda(s) oportunidad(es) que podría sorprender al más experto de los actores de la TV y del cine; pero que luego en sus acciones posteriores (comunicación no verbal y no presencial) vuelven a caer estrepitósamente y hacen todo lo contrario a la comedia que armaron.
En palabras de un conocido dicho » tus acciones hablan tan alto que no puedo escuchar lo que dices«.
En muchos casos por ejemplo una persona antisocial puede adiestrar sus palabras, tono de voz y lenguaje el cuerpo para perseguir un fin determinado de una persona o grupo de personas y luego sus acciones (comunicación no verbal y no presencial) van por otro lado completamente distinto a lo que expresó en su comunicación verbal y no verbal presencial (lenguaje del cuerpo, tono de la voz y palabras), como en el caso de los distintos dictadores que han sometido a varios pueblos alrededor del mundo y que han caído recientemente en el mundo.
En muchos casos tratándose de personas adultas, la falta de coherencia e integridad en las relaciones se convierte en un mal hábito, trastorno o en una patología psiquiátrica y es por eso que todo el sistema legal y judicial de los diferentes países previene y controla los efectos negativos que esta clase de individuos puede producir en perjuicios a la sociedad como: corrupción, robos, desfalcos, estafas, violaciones, abuso de menores, etc.
A continuación daremos una serie de claves importantes para para practicar la coherencia y la integridad y convertirlos en valores básicos para el éxito y ofreceremos un recurso especial para todo aquel que necesite hacer ajustes importantes en este delicado tema y corregir los malos hábitos que hayan generado conflictos con las personas cuando se es falto de coherencia e integridad.
- Si en realidad quieres ser una persona de éxito continuado debes hacer parte de tu vida estos valores fundamentales de coherencia e integridad. Si no lo haces no solo no llegarás muy lejos en términos de alcanzar algo importante en tu vida y mantenerlo, sino que arruinarás la comunicación con las demás personas que pueden influenciar para bien tu destino y muy difícilmente podrán abrirse nuevamente esas puertas.
- Asegúrate que toda tu comunicación verbal presencial (palabras), no verbal presencial (lenguaje del cuerpo y tono de la voz) y no verbal no presencial (tus acciones cuando las demás personas no te pueden ver) sean uno solo. Porque esto determinará realmente tu valor real con las demás personas y te brindará verdaderas relaciones basadas en el respeto y el apoyo.
- Cuando algo te interese parcialmente no totalmente, como por ejemplo una propuesta de negocios de la que no conoces suficiente, simplemente solicita un tiempo corto para analizar la información y si finalmente descubres que hay puntos de interés real acepta mayor asesoría. De lo contrario manifiesta de manera directa al oferente tu negativa a continuar con el proceso. Esta medida de tu integridad hará que la otra persona respete tu capacidad de decisión.
- Asóciate con personas que sean modelo de comunicación en su familia, amigos y sociedad para aprender sus técnicas de relaciones humanas exitosas. Y evita salvo un caso especial de dar ayuda o consejo a las personas incoherentes y que carecen de integridad.
- Recurre a los materiales que ofrecemos en Crear Futuro para desarrollar una comunicación efectiva contigo mismo(a) y con el entorno social en beneficio de tu éxito progresivo y duradero.
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